lunes, enero 30, 2006

Un consejo

pasaos por esta web/bitácora

sexperiencias

Un cuento de Horacio Quiroga

Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.

Durante tres meses —se habían casado en abril— vivieron una dicha especial. Sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.

La casa en que vivían influía un poco en sus estremecimientos. La blancura del patio silencioso —frisos, columnas y estatuas de mármol— producía una otoñal impresión de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frío. Al cruzar de una pieza a otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia.

En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.

No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo de él. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto Jordán, con honda ternura, le pasó la mano por la cabeza, y Alicia rompió en seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni decir una palabra.

Fue ese el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole calma y descanso absolutos.

—No sé —le dijo a Jordán en la puerta de calle, con la voz todavía baja—. Tiene una gran debilidad que no me explico, y sin vómitos, nada.. . Si mañana se despierta como hoy, llámeme enseguida.

Al otro día Alicia seguía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con las luces prendidas y en pleno silencio. Pasábanse horas sin oír el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pesos. A ratos entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama, mirando a su mujer cada vez que caminaba en su dirección.

Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos, no hacía sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y labios se perlaron de sudor.

—¡Jordán! ¡Jordán! —clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.

Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia dio un alarido de horror.

—¡Soy yo, Alicia, soy yo!

Alicia lo miró con extravió, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de su marido, acariciándola temblando.

Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide, apoyado en la alfombra sobre los dedos, que tenía fijos en ella los ojos.

Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la última consulta Alicia yacía en estupor mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio y siguieron al comedor.

—Pst... —se encogió de hombros desalentado su médico—. Es un caso serio... poco hay que hacer...

—¡Sólo eso me faltaba! —resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.

Alicia fue extinguiéndose en su delirio de anemia, agravado de tarde, pero que remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le fuera la vida en nuevas alas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le tocaran la cama, ni aún que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares avanzaron en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban dificultosamente por la colcha.

Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el rumor ahogado de los eternos pasos de Jordán.

Murió, por fin. La sirvienta, que entró después a deshacer la cama, sola ya, miró un rato extrañada el almohadón.

—¡Señor! —llamó a Jordán en voz baja—. En el almohadón hay manchas que parecen de sangre.

Jordán se acercó rápidamente Y se dobló a su vez. Efectivamente, sobre la funda, a ambos lados dél hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían manchitas oscuras.

—Parecen picaduras —murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil observación.

—Levántelo a la luz —le dijo Jordán.

La sirvienta lo levantó, pero enseguida lo dejó caer, y se quedó mirando a aquél, lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.

—¿Qué hay?—murmuró con la voz ronca.

—Pesa mucho —articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.

Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós: —sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.

Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca —su trompa, mejor dicho— a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin dada su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.

Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

"El almohadón de plumas"

martes, enero 24, 2006

Björk

Una canción preciosa, Joga, con un video dedicado a Islandia, la tierra de esta cantante:



Y aquí una canción y un video que ponen de buen humor, al más puro estilo de los musicales

sábado, enero 21, 2006

Nina Simone

Para mí, Nina Simone siempre ha sido la espresión del dolor más interior. Cuando cantaba su voz se desgarraba hasta desgarrar el alma de quien la escuchaba.
Mi primer recuerdo de ella es de cuando era yo solo una niña y disfrutaba muchísimo de este vídeo que me encantaba. Como vereís no tiene nada de desgarrador, sino que tiene su gracia. Magnífico como la canción.

My Baby Just Cares for me. Nina Simone

¡¡¡No necesitábamos diálogo, teníamos expresión!!! ( Sunset Boulevard o El Crepúsculo de los dioses)

Esa frase resume la desesperación de la protagonista, Norma Desmond, de Sunset Boulevard.
Una obra maestra con mayúsculas.
Una obra maestra llena de emociones, exageradas unas y contenidas otras, una exaltación a la locura y a la obsesión por algo que se ha perdido y que se desea conseguir a toda costa.
Esta pelicula trata de la vida de una actriz de cine mudo que ha sido olvidada ya mucho tiempo atrás, 20 años antes cuando apareció el cine sonoro. Ella vive obsesionada con su fama, con seguir siendo la estrella que fue un día, lo que la lleva a extremos que rozan la locura.
En su vida entra,Joe Gillis, un guionista desesperado por conseguir algo de dinero que ve en la rica Norma la manera de vivir según siempre ha deseado, ya que el también ha perdido la fama que tenían sus guiones.

La trama se va enredando hasta llegar a sumergir al espectador, hasta dejarle pegado a la butaca, sin posibilidad de hacer salir sus pensamientos fuera de la historia, que se va desarrollando con gran maestría.

Billy Wilder rodó una película imprescindible y Gloria Swanson interpretó a la olvidada actriz de forma magistral. Solo podia dar lugar a una pelicula inmejorable.
10 sobre 10
Sobre la película (Spoilers)


Otra película también buenísima que trata un tema similar aunque en el mundo del teatro es Eva al desnudo (All about Eve), con una Bette Davis que también está magnífica en su papel, con esa mirada inolvidable; también nos transmite el sentir de una actriz relegada y engañada por una amiga, que será su suplente, ya que se ha valido de su cercanía para robarle lo que tenía.

Lady and Bird

Escucha "La Ballade de Lady and Bird"

Si quieres escuchar más, lo puedes hacer en:
Lady and Bird

martes, enero 17, 2006

De parcial a parcial

Para todos los que os sintáis parciales, os lo dedico yo pero antes nos lo ha tenido que dedicar Benedetti

SOY UN CASO PERDIDO


Por fin un crítico sagaz reveló

(ya sabía yo que iban a descubrirlo)

que en mis cuentos soy parcial

y tangencialmente me exhorta

a que asuma la neutralidad

como cualquier intelectual que se respete

creo que tiene razón

soy parcial

de esto no cabe duda

más aún yo diría que un parcial irrescatable

caso perdido en fin

ya que por más esfuerzos que haga

nunca podré llegar a ser neutral

en varios países de este continente

especialistas destacados

han hecho lo posible y lo imposible

por curarme de la parcialidad

por ejemplo en la biblioteca nacional de mi país

ordenaron el expurgo parcial

de mis libros parciales

en argentina me dieron cuartenta y ocho horas

(y si no me mataban) para que me fuera

con mi parcialidad a cuestas

por último en perú incomunicaron mi parcialidad

y a mi me deportaron

de haber sido neutral

no habria necesitado

esas terapias intensivas

pero qué voy a hacerle

soy parcial

incurablemente parcial

y aunque pueda sonar un poco extraño

totalmenteparcial

ya sé

eso significa que no podré aspirar

a tantísimos honores y reputaciones

y preces y dignidades

que el mundo reserva para los intelectuales

que se respeten

es decir para los neutrales

con un agravante

como cada vez hay menos neutrales

las distinciones se reparten entre poquísimos

después de todo y a partir de mis confesadas limitaciones

debo reconocer que a esos pocos neutrales

les tengo cierta admiración

o mejor les reservo cierto asombro

ya que en realidad se precisa un temple de acero

para mantenerse neutral ante episodios como

girón

tlatelolco

trelew

pandola

moneda

es claro que uno

y quizá sea esto lo que quería decirme el crítico

podría ser parcial en la vida privada

y neutral en las bellas letras

digamos indignarse contra pinochet

durante el insomnio

y escribir cuentos diurnos sobre la atlántida

no es mala idea y claro

tiene la ventajade que por un lado

uno tiene conflictos de conciencia

y eso siempre representa

un buen nutrimeto para el arte

y por otro no deja flancos para que lo vapulee

la prensa burguesa y/o neutral

no es mala idea pero

ya me veo descubriendo o imaginando

en el continente sumergido

la existencia de oprimidos y opresores

parciales y neutrales

torturados y verdugos

o sea la misma pelotera

cuba sí yanquis no

de los continentes no sumergidos

de manera que como parece

que no tengo remedio

y estoy definitivamente perdido

para la fructuosa neutralidad

lo más probable es que siga escribiendo

cuentos no neutrales

y poemas

y ensayos y canciones y novelas

no neutrales

pero advierto que será así

aunque no traten de torturas y cárceles

u otros tópicos que al parecer

resultan insoportables a los neutros

será así aunque traten de mariposas y nubes

y duendes y pescaditos

lunes, enero 16, 2006

Si pudieras entrar en una película, en un momento...

...en cual entrarías?

Besarías apasionadamente en "De aquí a la eternidad"?








Le lanzarías cuchillos a "la chica del puente" o serías tú la que se jugaría la vida?








Intentarías descubrir si ella es humana o no lo es?












Tomarías un café junto a Amelie?






Pensarías que por ahora todo va bien?










Soñarías con volver a Manderley, aunque aquello se transformara en pesadilla?












Dime qué harías tú.

Dedicada a

toda para tí. Escúchala muy alto y cántala si se tercia. A veces, o casi siempre, desagobia y libera tensiones.

En versión de Piperrak, que seguro que no la habías escuchado. Más punk y menos oscura.


Autosufiencia Piperrak

Los momentos que nunca fueron

Fotografías que nunca se pudieron hacer, fotografías que hubieran sido prohibidas, robadas o vendidas si hubieran sido ciertas. La fotografía es un arte y el fotomontaje también.


Reportaje de El mundo


La artista

Y aquí fotografías de otra índole y con distintas intenciones. Algunas no tienen desperdicio.

Más fotomontajes


Marilyn y Kennedy, nunca sucedió

H. P. Lovecraft

De la Oscuridad
De Herbert West, amigo mío durante el tiempo de la universidad y posteriormente, no puedo hablar sino con extremo terror.
Terror que no se debe totalmente a la forma siniestra en que desapareció recientemente, sino que tuvo origen en la naturaleza entera del trabajo de su vida, y adquirió gravedad por primera vez hará más de diecisiete años, cuando estábamos en tercer año de nuestra carrera, en la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic de Arkham. Mientras estuvo conmigo, lo prodigioso y diabólico de sus experimentos me tuvieron completamente fascinado, y fui su más intimo compañero. Ahora que ha desaparecido y se ha roto el hechizo, mi miedo es aún mayor. Los recuerdos y las posibilidades son siempre más terribles que la realidad.
El primer incidente horrible durante nuestra amistad supuso la mayor impresión que yo había llevado hasta entonces, y me cuesta tenerlo que repetir.
Ocurrió, como digo, cuando estábamos en la Facultad de Medicina, donde West se había hecho ya famoso con sus descabelladas teorías sobre la naturaleza de la muerte y la posibilidad de vencerla artificialmente.
Sus opiniones, muy ridiculizadas por el profesorado y los compañeros, giraban en torno a la naturaleza esencialmente mecanicista de la vida, y se referían al modo de poner en funcionamiento la maquinaria orgánica del ser humano mediante una acción química calculada, después de fallar los procesos naturales.
Con el fin de experimentar diversas soluciones reanimadoras, había matado y sometido a tratamiento a numerosos conejos, cobayas, gatos, perros y monos, hasta convertirse en la persona más enojosa de la Facultad.
Varias veces había logrado obtener signos de vida en animales supuestamente muertos; en muchos casos, signos violentos de vida; pero pronto se dio cuenta de que la perfección, de ser efectivamente posible, comportaría necesariamente toda una vida dedicada a la investigación.
Así mismo, vio claramente que, puesto que la misma solución no actuaba del mismo modo en diferentes especies orgánicas, necesitaba disponer de sujetos humanos si quería lograr nuevos y más especializados progresos.
Y aquí es donde chocó, con las autoridades universitarias, y le fue retirado el permiso para efectuar experimentos, nada menos que por el propio decano de la Facultad de Medicina, el sa

domingo, enero 15, 2006

Lola and The Kinks

I met her in a club down in old Soho
Where you drink champagne
and it tastes just like cherry-cola
See-oh-el-aye cola
She walked up to me and she asked me to dance
I asked her her name and in a dark brown voice
she said Lola
El-oh-el-aye
Lola la-la-la-la
Lola
Well I'm not the world's most physical guy
But when she squeezed me tight she nearly broke my spine
Oh my Lola la-la-la-la Lola
Well I'm not dumb but I can't understand
Why she walked like a woman and talked like a man
Oh my Lola la-la-la-la Lola la-la-la-la Lola
Well we drank champagne and danced all night
Under electric candlelight
She picked me up and sat me on her knee
And said dear boy won't you come home with me
Well I'm not the world's most passionate guy
But when I looked in her eyes well I almost fell for my Lola
La-la-la-la Lola la-la-la-la Lola Lola la-la-la-la Lola la-la-la-la Lola
I pushed her away I walked to the door
I fell to the floor I got down on my knees
Then I looked at her and she at me
Well that's the way that I want it to stay
And I always want it to be that way for my Lola
La-la-la-la Lola
Girls will be boys and boys will be girls
It's a mixed up muddled up shook up world
except for Lola
La-la-la-la Lola
Well I left home just a week before
And I'd never ever kissed a woman before
But Lola smiled and took me by the hand
And said dear boy I'm gonna make you a man
Well I'm not the world's most masculine man
But I know what I am and I'm glad I'm a man
And so is Lola La-la-la-la Lola la-la-la-la Lola
Lola la-la-la-la Lola la-la-la-la Lola

Vanessa Paradis:El remolino de la vida

Le Tourbillon de la vie

Una canción de Vanessa Paradis para compartir y disfrutar.

domingo, enero 08, 2006

H.P. Lovecraft

El grito del muerto

(...)De modo que la noche del 18 de julio de 1910; Herbert West y yo nos encontrábamos en el laboratorio del sótano, contemplando la figura blanca e inmóvil bajo la luz cegadora de la lámpara. El compuesto embalsamador había dado un resultado extraordinariamente positivo; pues al comprobar fascinado el cuerpo robusto que llevaba dos semanas sin que sobreviniese la rigidez, pedí a West que me diese garantías de que estaba verdaderamente muerto. Me las dio en el acto, recordándome que jamás administrábamos la solución reanimadora sin una serie de pruebas minuciosas para comprobar que no había vida; ya que en caso de subsistir el menor vestigio de vitalidad original no tendría ningún efecto. Cuando West se puso a hacer todos los preparativos, me quedé impresionado ante la enorme complejidad del nuevo experimento; era tanta, que no quiso confiar el trabajo a otras manos que las suyas. Y tras prohibirme tocar siquiera el cuerpo, inyectó primero una droga en la muñeca, cerca del sitio donde había pinchado para inyectarle el compuesto embalsamador. Ésta, dijo, neutralizaría el compuesto y liberaría los sistemas sumiéndolos en una relajación normal, de forma que la solución reanimadora pudiese actuar libremente al ser inyectada. Poco después, cuando se observó un cambio, y un leve temblor pareció afectar los miembros muertos, West colocó sobre la cara espasmódica una especie de almohada, la apretó violentamente y no la retiró hasta que el cadáver se quedó absolutamente inmóvil y listo para nuestro intento de reanimación. Él, pálido y entusiasta se dedicó ahora a efectuar unas cuantas pruebas finales y someras para comprobar la absoluta carencia de vida, se aparto satisfecho y, finalmente inyectó en el brazo izquierdo una dosis meticulosamente medida del elixir vital, preparado durante la tarde con más minuciosidad que nunca, desde nuestros tiempos universitarios, en que nuestras hazañas eran nuevas e inseguras. No me es posible describir la tremenda e intensa incertidumbre con que esperamos los resultados de este primer ejemplar auténticamente fresco: el primero del que podíamos esperar razonablemente que abriese los labios y nos contase quizá, con voz inteligente, lo que había visto al otro lado del insondable abismo.
West era materialista, no creía en el alma, y atribuía toda función de la conciencia a fenómenos corporales; por consiguiente, no esperaba ninguna revelación sobre espantosos secretos de abismos y cavernas más allá de la barrera de la muerte. Yo no disentía completamente de su teoría, aunque conservaba vagos e instintivos vestigios de la primitiva fe de mis antecesores; de modo que no podía dejar de observar el cadáver con cierto temor y terrible expectación. Además... no podía borrar de mi memoria aquel grito espantoso e inhumano que oímos la noche en que intentamos nuestro primer experimento en la deshabitada granja de Arkham.
Había transcurrido muy poco tiempo, cuando observé que el ensayo no iba a ser un fracaso total. Sus mejillas, hasta ahora blancas como la pared, habían adquirido un levísimo color, que luego se extendió bajo la barba incipiente, curiosamente amplia y arenosa. West, que tenía la mano puesta en el pulso de la muñeca izquierda del ejemplar, asintió de pronto significativamente; y casi de manera simultánea, apareció un vaho en el espejo inclinado sobre la boca del cadáver. Siguieron unos cuantos movimientos musculares espasmódicos; y a continuación una respiración audible y un movimiento visible del pecho. Observe los párpados cerrados, y me pareció percibir un temblor. Después, se abrieron y mostraron unos ojos grises, serenos y vivos, aunque todavía sin inteligencia, ni siquiera curiosidad.
Movido por una fantástica ocurrencia, susurre unas preguntas en la oreja cada vez más colorada; unas preguntas sobre otros mundos cuyo recuerdo aun podía estar presente. Era el terror lo que las extraía de mi mente; pero creo que la última que repetí, fue: "¿Dónde has estado?". Aún no sé si me contestó o no, ya que no brotó ningún sonido de su bien formada boca; lo que sí recuerdo es que en aquel instante creí firmemente que los labios delgados se movieron ligeramente, formando sílabas que yo habría vocalizado como "sólo ahora", si la frase hubiese tenido sentido o relación con lo que le preguntaba. En aquel instante me sentí lleno de alegría, convencido de que habíamos alcanzado el gran objetivo y que, por primera vez, un cuerpo reanimado había pronunciado palabras movido claramente por la verdadera razón. Un segundo después, ya no cupo ninguna duda sobre el éxito, ninguna duda de que la solución había cumplido cabalmente su función, al menos de manera transitoria, devolviéndole al muerto una vida racional y articulada... Pero con ese triunfo me invadió el más grande de los terrores... no a causa del ser que había hablado, sino por la acción que había presenciado, y por el hombre a quien me unían las vicisitudes profesionales.
Porque aquel cadáver fresco, cobrando conciencia finalmente de forma aterradora, con los ojos dilatados por el recuerdo de su última escena en la tierra, manoteó frenético en una lucha de vida o muerte con el aire y, de súbito, se desplomó en una segunda y definitiva disolución, de la que ya no pudo volver, profiriendo un grito que resonará eternamente en mi cerebro atormentado:
- ¡Auxilio! ¡Aparta, maldito demonio pelirrojo... aparta esa condenada aguja!

Fuente:bibliotecas virtuales

Defensa de la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defenderla alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
Mario Benedetti

Mutability

Esto es parte de un poema que aparece en el libro de Frankestein, en el momento en que Hugo vuelve a casa, despues de haber recibido las noticias de la muerte de su hermano. El sabe que el monstruo ha sido el responsable y se culpa a sí mismo por haberlo creado. Abandona la casa, sube una montaña y por unos momentos se siente mareado por el paisaje que se presenta ante él:
We rest.- A dream has power to poison sleep;
We rise. - One wandering thought pollutes the day;
We feel, conceive or reason, laugh or weep;
Embrace fond woe, or cast our cares away:
It is the same! - For, be it joy or sorrow,
The path of its departure still is free:
Man's yesterday may ne'er be like his morrow;
Nought may endure but Mutability.
(Percy Bysshe Shelley)

Esa boca ( Mario Benedetti)

Esa Boca
Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos.
Cada día se le iba siendo más difícil soportar su curiosidad.Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: « ¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo? » A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: «No quiero que veas a los trapecistas. » En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. « ¿Y si me fuera cuando empieza ese número? » « Bueno », contestó el padre, « así, sí».
La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron -ahora sí- los payasos.
Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquellas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos.Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido, la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana. Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada. «¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?»Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír.

sábado, enero 07, 2006

Praga

Hay ciudades que te agradan, otras que son indiferentes, las hay magníficas, las hay tristes y las hay que rebosan alegría.


Y luego hay ciudades especiales, que te marcan el corazón. Son ciudades que te envuelven, que te hacen soñar, en las que desearías vivir y morir, las hay que te obligan a pasear entre sus calles, que te obligan a perderte en ellas. Hay ciudades cálidas, aunque su clima sea frío ellas te protegen en sus miles de recovecos, de lugares que estan esperándote para ser tu refugio. Las hay que tienen un lugar para cada momento, para cada sensación y para las cuatro estaciones. Hay ciudades donde la gente trata de ser feliz, donde los niños juegan con las gaviotas que buscan el pan que les arrojan. Hay ciudades que te hacen sentirte vivo y disfrutar de la vida, que en cada instante te hacen descubrir cosas nuevas y las que te permiten alejarte cuando no quieres estar con nadie más. Hay ciudades que te permiten sentir la nieve caer sobre tus párpados. Hay ciudades que te invitan a entrar en su noche y descubrirla. Hay ciudades que no se olvidan jamas...

Love will tear us apart

When the routine bites hard
And ambitions are low
And the resentment rides high
But emotions won’t grow
And we’re changing our ways,
Taking different roads
Then love, love will tear us apart again
Why is the bedroom so cold
Turned away on your side?
Is my timing that flawed,
Our respect run so dry?
Yet there’s still this appeal
That we’ve kept through our lives
Love, love will tear us apart again
Do you cry out in your sleep
All my failings expose?
Get a taste in my mouth
As desperation takes hold
Is it something so good
Just can’t function no more?
When love, love will tear us apart again

(Joy Division)